Y me voy dando cuenta de lo “raro” que soy. Aunque la primera impresión es justo la contraria: “qué raros son los demás”.
Si somos más benevolentes, en lugar de describirlos como raros, diríamos “que diferentes son los demás”
Y no se trata de que sean diferentes en género, edad, raza, color, religión…parámetros que ya hemos tratado en la LL anterior, sino que la diversidad, las diferencias se encuentran en aspectos más prosaicos como puede ser: forma de comer, de hablar, de caminar, de saludar, de mirar, de jugar, de sentarse, de aplaudir, de beber, de leer, de hacer deporte…
Y, ¿cuál es el problema principal que aparece ante la percepción de esa diversidad? Pues que, fácilmente, la juzgamos, la criticamos calificándola como negativa o acaso como “rara”. Y no aprovechamos para aprender, para nosotros poder cambiar nuestras “formas”.
Somos pues injustos o como mínimo torpes.
Y al juzgar en vez de referirnos exclusivamente al acto que percibimos se lo adjudicamos a la persona que inmediatamente queda degradad ante nosotros.
Es muy diferente hablar de que “el plato está a rebosar” de “eres un glotón”. Lo descriptivo frente a lo evaluativo.
Y durante este periplo me he propuesto aprender de la diversidad que me rodea. Y trabajar la aceptación y la empatía a partir de “formas de hacer” diferentes a las mías.
Y voy a referirme a algunas en concreto que he mencionado antes.
1 Comment
Hola Jose Maria,
La vuelta al mar en 180 días!!! que admirable. Pero ya se te ve algo cansado o ‘mareado’ de tanto flotar!!!! Mucha riqueza personal para ustedes conociendo a media humanidad…..
Si tienes razón, juzgamos muy rápidamente con o sin razón, pero cuando dices ‘podria ser una bellísima persona» y a lo mejor algunos lo son habra otros que no son no tan «bellísimos». Y mejor de lejos.
Me recuerdo de un titulo de un libro de «El arte de no amargarnos la vida» porque aunque tengamos razón en algunos juicios y honrando nuestros gustos personales…..hay que ir siendo felices como nos lo recuerdas y sobre todo sirviendo con amor como bien lo haces.
Que sigan disfrutando y casi a la vista de tierra firme.
Un abrazo,
Claudia