Un vivir pleno tiene de todo. Hay que asumirlo y…seguir – Learning Letter 199

Y que quede claro desde el primer momento que cuando hablo de autoestima no tiene nada que ver con la arrogancia, el engreismo o el considerarse más que nadie. Me refiero aquí a lo que podemos llamar autoestima saludable.

Cada vez me doy más cuenta de que casi todo comienza en uno mismo y que tenemos dentro de nosotros mucho más de lo que pensamos y con frecuencia buscamos afuera. En nuestra educación nos han enseñado a buscar, a investigar, a descubrir, a aprender cosas, conocimientos, hechos y actos que estaban fuera y pocas veces nos han animado a buscar, a asomarnos a nuestro interior para examinar nuestras respuestas a distintas experiencias o estímulos. O para descubrir cómo me siento, cómo voy por la vida o con qué recursos o talentos cuento que todavía ni he descubierto.

Siempre nos han animado, al menos en una educación cristiana, a amar a los demás, a cuidar de nuestros seres queridos, a ser afectuosos, a preocuparnos por otros en especial cuando no se sienten bien. Pocas veces nos han inducido a pensar en nosotros, a querernos, a respetarnos… a pesar del mandamiento, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es decir que parece que en el amor, el amarse a sí mismo aparece como un referente del amor a los demás. ¡Interesante!

¿Y qué significa eso José María? ¿Cómo instrumentalizar ese mandamiento? ¿No me convertiré en un egocéntrico en un egoísta que solo piensa y actúe para sí mismo?

Es verdad que muchas veces pensando en otros hacemos las cosas por nosotros y otras veces es al revés; pensando que hacer por ti, las cosas las estás haciendo por otros.