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EDITORIAL
Y no es fácil. Los acontecimientos alrededor nuestro nos superan. Todo o casi todo aparece como incierto, convulso, complejo. Sin tiempos ni espacios concretos. Parece que todo transita por una ambigüedad que lo primero que crea es inseguridad, desconfianza. No se hace fácil asegurar nada de nuestro exterior. Ni la salud, ni la economía ni siquiera el amor. Se hace preciso, una vez más, el mirar hacia adentro de nosotros. El profundizar con una mirada compasiva decidiendo reencontrarnos dando el primer paso que es el de la aceptación de nuestro yo, redescubriendo lo que es parte de nuestra esencia y lo que realmente podemos y es interesante cambiar.
Y de eso va el artículo de este mes. Es cuestión de volver la mirada hacia adentro de nosotros para salir más potenciados para actuar hacia nuestro exterior. Un mundo externo cada vez más desconcertante en el que, con frecuencia, nos sentimos movidos por hilos invisibles como si fuésemos marionetas.
Es terrible el poder de las tecnologías actuales y me asustan algunas que están en camino. No me asustan los robots y el cómo relacionarme con ellos. Lo que me asusta es el convertirme en robot y no haberme dado ni cuenta. ¿Hacia un nuevo “mundo feliz”?
Y en estos momentos, principios de Marzo de 2021 en los que el “cansancio multipandémico” (Covid-19, infodemia, lo económico, miedo y desconfianza), se hace más presente y tangible, notamos, en nosotros y en otros, niveles de ansiedad, agresividad, depresión que incluso nos sorprende, quiero enviarte mi deseo:
- Donde haya dolor, te deseo paz, armonía y perdón.
- Donde te inunden tus propias dudas te deseo confianza renovada para gestionarlas.
- Donde haya cansancio y tristeza te deseo comprensión, paciencia y energía renovada.
- Donde haya miedo, te deseo amor, coraje y confianza.
Y donde realmente existe el amor te deseo que lo sigas manteniendo, trabajando, decidiéndolo, valorándolo, viviéndolo y manifestándolo.
VIDEO MUSICAL: Christophe - Aline
ARTÍCULO: Atrévete a ir siendo diferente, a ir siendo tú misma, tú mismo.
Y para CONFIAR en sí mismo lo primero es conocernos para así poder aceptarnos y a continuación “gestionarnos” aunque ya sé que suena mal. Si te gusta más podemos hablar de “autoliderazgo” que es más chulo aunque a algunos eso del liderazgo les produce sarpullidos en la piel.
Pero, seguramente existe una premisa a tener en cuenta antes de sumergirnos en nuestro ser y es la creencia que cada uno de nosotros somos seres únicos. No existe nadie que sea igual que tú. Hay parecidos en origen (y si has nacido gemelo, como me aconteció a mí, el parecido puede ser muy grande) y otros que a través del convivir se van haciendo más parecidos incluso en cuanto a rasgos físicos.
Somos únicos, diferentes. Y eso, en vez de apreciarse y verse como algo positivo, en ocasiones se percibe y reconoce como algo que hay que evitar. El miedo a la exclusión “a no ser ajuntados” aparece con fuerza.
¿Es que la masa nos protege? ¿Es que para ser de la tribu tengo que ser como los demás? ¿Es que es más seguro ir como una fotocopia por la vida y renegar de tu esencia, del original que eras?
Atrévete a ser tú misma, tú mismo.
Y vamos a plantear aquí algunos cuestionamientos que nos ayuden en ese camino.
1. ¿Te sientes que eres o actúas como una persona normal, como la mayoría?
En ocasiones suelo preguntar, ¿y tú como eres? Y cuando alguien me contesta “soy normal José María” me da un vuelco el corazón y lo primero en que pienso es en la mediocridad.
En efecto, lo más cómodo, lo más tranquilo es dejarse llevar de lo que piensa y lo que hace la mayoría. Estar de acuerdo con las corrientes de opinión socialmente aceptadas.
El peligro está en que dejemos de tener criterios propios, dejemos de pensar por nosotros mismos y nos vayamos dejando manipular.
2. ¿Tienes claro hacia adónde quieres ir o vas eligiendo el camino a conveniencia… de otros?
A veces suelo preguntar, ¿y qué vas a estar haciendo dentro de 5 años? Y no es raro recibir de respuesta algo así como “lo que la vida me traiga”. Y pienso al menos dos cosas “¡caray, qué suerte tienen algunos que consiguen que la vida les traiga cosas interesantes sin ni siquiera esperarlo!”. Y también me sorprende encontrar personas tan ilusas (bonita palabra, de ilusionismo) que esperan que la vida se les vaya resolviendo sin decidir ni hacer nada.
3. ¿Sabes distinguir entre conformidad y aceptación?
Está claro, al menos para mí, que las circunstancias tan imprevisibles y cambiantes en las que nos movemos nos exigen irnos adaptando variando formas de hacer y conocimientos a aplicar a cada situación. En definitiva el ser flexibles. Pero esta flexibilidad que conlleva cambios de comportamientos está basada en el mantenimiento de nuestros principios y valores en los que sustentamos nuestra esencia, nuestra integridad.
El conformismo, sin embargo implica un “bajar los brazos”.
Es una actitud que lleva a aceptar fácilmente cualquier circunstancia especialmente cuándo es adversa o injusta. Sin luchar, sin defender nuestros criterios basados en valores.
A veces aparece ese conformismo simplemente por gustar al otro, o porque “no diga”. Es como una traición a nosotros mismos.
4. ¿Defiendes tus criterios ante los demás aún sintiéndote en minoría?
No es fácil el ser y el mostrarse auténtico. Seguramente no le vas a gustar a todo el mundo, pero, ¿es que todavía aspiras a que todos sean tus amigos y a todos les gustes? Esa era una posible fantasía que teníamos de pequeños, o al menos yo la tenía. Hasta que me di cuenta que había personas que no estaban de acuerdo conmigo, que les molestaban cosas que yo decía o hacía o incluso que se consideraban mis enemigos y hablaban o hacían cosas en contra mía. La cruda realidad de la vida ahí está. Sin tú querer otros se sienten atacados, agredidos o despreciados.
A pesar de los pesares siéntete libre para ser tú misma o tú mismo intentando no hacer daño a nadie pero asumiendo que esa realidad deseable no está solo en tus manos conseguirla.
5. ¿Estás dispuesta/o a alcanzar retos elevados aunque alcances alturas que otros muchos nunca alcanzaran?
Suele suceder que cada vez que planteo la posibilidad de hacer uso de todos los talentos de que hemos sido dotados, más de uno me contesta: “José María, ¿y para qué? Yo estoy tranquilo así, sin grandes desafíos. Llevando lo mejor posible el día a día”.
Personalmente creo en la enseñanza de la parábola de los talentos. Cada uno es responsable de cara a sí mismo pero también de cara a la sociedad, de sacar provecho a nivel personal y a nivel social de aquello de lo que se le dotó.
Y olvídate de la molestia de sentir envidia alrededor de ti proveniente de aquellos que se mantienen en el no intentar, no porque no pueden sino porque no quieren. Aquellos que se sienten más a gusto en la diletancia del no pensar, no hacer, no decidir… e incluso muchas veces, no sentir. Vamos… “los muertos en vida”… que haberlos haylos.
Y, como siempre, las tres ideas finales de cada mes….
1. Si sabes de algún colectivo que necesite impulso, motivación, ilusión, me avisas para darles una charla de impacto aunque de momento tenga que ser on-line.
2. Si crees que esta LL le puede interesar a alguien que conozcas pásasela o compártela.
3. Y, lo más importante…
Y aún en estos tiempos…trata de ir siendo feliz.
José María Gasalla
Conferenciante, escritor y Profesor de Deusto Business School. Ingeniero Aeronáutico, Doctor en C. Enonómicas y Empresariales. Diploma de Estudios avanzados en Psicología Social. Línea de investigacion “Confianza y Compromiso”, Presidente del grupo “Desarrollo Organizacional” y “Talentum”. Co-director del Máster de Coaching Ejecutivo en DEUSTO Business School. Evaluador del proceso de acreditación de Coach profesionales, senior y ejecutivos de AECOP (Asociación Española de Coaching).
