Autoconfianza, creencias y opiniones adquiridas
14 febrero, 2015Si nacemos confiados, ¿qué nos hace cambiar?
16 febrero, 2015Entender las raíces de la confianza (y las de su ausencia) en nuestra vida me llevó a estudiar la obra de psicólogos del siglo XX que establecieron las bases para comprender nuestro comportamiento. Entre las distintas teorías y aproximaciones a este respecto adopté las del psicólogo alemán Erik Erikson (1902-1994) para trazar un paralelismo con mis ideas y percepciones. Erikson identificó ocho fases en el proceso hacia la madurez del ser humano, de las cuales las cinco primeras, a mi modo de ver, son básicas para el desarrollo del sentido de confianza.
Al periodo que va del nacimiento hasta los 18 meses de edad lo denominó fase de confianza básica-desconfianza básica. Como somos incapaces de entender racionalmente qué ocurre alrededor de nosotros, tan sólo reaccionamos según nuestras emociones. Para nosotros, la realidad está polarizada: sentimos placer o angustia, bienestar o incomodidad, seguridad o miedo. De este modo, si viviéramos en un entorno acogedor, se nos atendiera tan pronto echáramos a llorar, estuviéramos bien cuidados y alimentados por nuestra madre y fuéramos amados entenderíamos instintivamente que podíamos confiar en ella y que nuestras necesidades se verían satisfechas. Recibimos así los primeros estímulos para proyectar confianza hacia los demás y hacia el mundo. Por otro lado, en la medida en que no obtuviéramos la atención, el cariño y los cuidados deseados, desarrollaríamos sentimientos de inseguridad, rechazo o desvalía, recelo ante la vida y el futuro. Los psicólogos dicen que en situaciones extremas de falta de confianza básica hay personas que se sienten atraídas por el suicidio.
En la época de Erikson la psicología todavía no había investigado demasiado la influencia de la vida intrauterina en el comportamiento humano. Si aún estuviera vivo quizá diría que la confianza básica empieza a desarrollarse dentro del útero, pues hoy se sabe que algunas experiencias en esta fase pueden influir en nuestro comportamiento, como explica la psicóloga clínica Odila Weigand: ‘Si la madre tiene un embarazo tranquilo el feto se siente bien; pero si sufre estrés, alguna enfermedad o un problema más grave, él también sentirá ese malestar. La química de la madre afecta al hijo y genera en él incomodidad, y como no es capaz de comprenderlo, registra esa incomodidad como una señal de peligro’.
Lo que llama la atención en la manera en que Erikson describe el desarrollo de la confianza básica es la relación directa que tiene con el amor. A fin de cuentas, la atención, los cuidados, la nutrición y el consuelo son manifestación de amor de quienes nos rodean. Ya desde el principio de nuestras vidas, el amor nos hace creer que los demás no nos perjudicarán y que la vida nos proporcionará lo que necesitemos: ¡y eso nos enseña a confiar!
(fragmento del Capítulo 2 del libro ‘Confianza, la clave para el éxito personal y empresarial‘, de José María Gasalla)
Continuará…
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EXCELENTE PUNTO DE VISTA