Transformar creencias (III)
11 febrero, 2015Transformar creencias (I)
11 febrero, 2015Pero volvamos a la cuestión de las creencias. Para transformarlas debemos reconocerlas, y una buena estrategia para lograrlo consiste en prestar atención a lo que ocurre en nuestra mente, como si nos desdobláramos en dos personas: una piensa mientras la otra observa. Un buen momento para hacerlo es cuando estamos solos, ya sea mientras conducimos, en casa o durante un paseo por el parque.
Quien pone en práctica esta forma de autoconciencia por lo general queda sorprendido con la cantidad de pensamientos negativos, limitadores y desvalorizantes que se repiten en nuestra mente. El psicólogo inglés Brian Roet lo denomina ‘conversación íntima’. En su libro La confianza de ser tú mismo explica el caso de una mujer cuyas relaciones sentimentales apenas duraban unos meses. Al investigar el contenido de su conversación íntima descubrió creencias como ‘no soy hermosa, estoy gorda y mi nariz es demasiado grande’, ‘no soy buena en lo que hago’, ‘no soy una persona interesante’, ‘no soy inteligente’, ‘la vida no es justa’ y cosas por el estilo. Con tales ideas acerca de sí misma, transmitía un negativismo que repelía a los demás y, por ende, a los hombres. Sus creencias creaban una realidad opuesta a la que ella quería para su vida.
Roet cuenta que uno de los recursos de los que se sirvió para ayudar a esta mujer a recuperar la confianza en sí misma fue la substitución de las creencias de desvalorización por pensamientos que reflejaran sus cualidades personales —expresiones como ‘soy educada y atenta’, ‘trabajo con ahínco’ o ‘me gustan los animales’— y de este modo cambió su conversación íntima. Es una técnica similar a la que aprendí con la neurociencia, según la cual cualquier expresión que repitamos sistemáticamente es incorporada por el cerebro como una creencia. Las nuevas creencias traen nuevos comportamientos y una nueva interpretación de la realidad, lo que acaba por transformar la vida.
La neurociencia recomienda que dediquemos unos minutos al día a repetir la creencia que deseamos incorporar hasta que quede definitivamente grabada. Otro método útil, y que llega a ser incluso divertido, consiste en escribir estas sugestiones o frases positivas en hojas de papel y colocarlas en lugares u objetos cotidianos que veremos varias veces al día, en el armario ropero, en la agenda, en el salpicadero del coche, en el ordenador y aun en el techo de nuestra habitación, justo encima de la cama.
(fragmento del Capítulo 3 del libro ‘Confianza, la clave para el éxito personal y empresarial‘ de Gasalla y Leila Navarro)
Continuará…