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EL EDITORIAL

 
Lo peor que le puede pasar a uno es no creer en nada. Quien no cree en nada se vuelve extranjero de la vida.

Mercedes Sosa

En esta Learning Letter vamos a continuar hablando de los mayores (es decir “los grandes”), aquellas personas que ya hemos superado los 65 años de edad y vamos viendo, sintiendo la vida de forma diferente a cuando teníamos menos edad. Eso sí, tengamos en cuenta que cada uno lleva su edad de forma diferente y así, podemos encontrar “viejos” con 30 años de edad y “jóvenes” con 75 o más.
Y tenemos que volver a recordar que el órgano que nos dirige y acompaña en nuestra relación con nuestro entorno y que determina la realidad que vivimos es nuestra mente. Y ligado a ella, nuestras palabras, nuestras conversaciones. De todo ello hablaremos en el artículo de este mes.
Y de vuelta de Santo Domingo aparecen rincones, imágenes, calles, edificios de esta bella ciudad. Allí estuve con un grupo numeroso de médicos con una actitud maravillosa para trabajar el “Liderazgo de alto impacto”. Disfrutamos y aprendimos todos. Muchas gracias.
La canción de este mes: “Mi querido viejo”
con Vicente Fernández
“Es un buen tipo mi viejo
Que anda solo y esperando
Tiene la tristeza larga
De tanto venir andando.
Viejo, mi querido viejo
Ahora ya camina lento
Como perdonando el viento
Yo soy tu sangre mi viejo
Soy tu silencio y tu tiempo
Él tiene los ojos buenos
Y una figura pesada
La vida se le vino encima
Sin carnaval, ni comparsa”
VIDEO MUSICAL: “Mi querido viejo” - Vicente Fernández

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Articulo.

Me parece importante el seguir reflexionando sobre aspectos de vida que corresponden a los llamados “viejos”, “mayores”, “grandes”, “ancianos”, “abuelos” … Y de esta diversidad de denominaciones obtenemos la primera reflexión-acción.
  1. Elijamos la autodenominación que nos damos
El lenguaje crea realidades y la realidad que más nos importa es la que podamos crear nosotros mismos sobre nosotros.
A mí, como ya señalé en la LL anterior, la que más me gusta es la de “grande”. Los “Grandes de España” se supone habían realizado grandes gestas. Nosotros, al cumplir años dignamente, también lo vamos haciendo.
  1. Conversa, conversa, conversa
Inicia conversaciones preguntando, utilizando aquellos “honrados servidores” que menciona Rudyard Kipling. Sus nombres son: cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué.
Conversa con personas de tu edad y otros más jóvenes. YA sabes es cuestión de escuchar y poner interés en lo que te dicen. Que te cuenten historias de su vida y tu cuéntales las tuyas, pero…que no sean batallitas ni “quejidos y lamentos”.
Y procura que las conversaciones no se centren en males y enfermedades. Se puede hablar por un tiempo breve más por obtener posible información valiosa que por quejarse o por morbo. Anima a que se hable de temas interesantes o que nos ayuden a elevar el ánimo y espíritu. Y si son divertidos, mejor.
  1. Restaura relaciones deterioradas que merezcan la pena
Deja de procrastinar conversaciones pendientes que te pesan interiormente. Ten coraje, ábrete a la conversación y trata en ella no de convencer ni juzgar al otro sino de abrir un cauce para la relación. El poder de la conversación va a estar tanto en la calidad de esta y la argumentación como en la empatía.
Ten en cuenta que una conversación es más una multiplicación que una suma. Bien encauzada, evitando la afloración de los egos, siempre produce sinergias.
  1. Mira si puedes dejar huella y curar alguna herida aún abierta.
Ten en cuenta que siempre es tiempo de hacer cosas por las cuales los otros te puedan recordar. Y también es tiempo de perdonar a alguien y si ese alguien eres tú mismo pues mejor. No es cuestión tampoco de irse con heridas abiertas. Si puedes cerrarlas, mucho mejor.
Son momentos para terminar de aceptarnos a nosotros mismos e ir aceptando a los demás, siempre diferentes de nosotros, que en algún momento nos han podido lastimar, pero muchas veces sin mala intención.
Agradecimiento, perdón y generosidad.
  1. Ya no es tiempo de perderlo con personas negativas que chupan energía, déjalas a un lado sin despreciarlas.
Alguna vez nos dijeron aquello de que “todo el mundo es bueno”. La vida y los humanos que han ido apareciendo a mi alrededor me han demostrado que eso, por desgracia, no siempre es así. El ser humano depende, para bien o para mal, de su entorno vital sobre todo el de su primera infancia y éste provoca personalidades y formas de conducta que no siempre son para alabar.
Elige tus compañeros de viaje sobre todo ahora que vas aprendiendo a decir sí y a decir no. Aléjate de los “chupócteros”.
  1. Cuídate. Invierte en ti. Acéptate y quiérete.
Hay personas(tú puedes ser una de ellas) que siempre han estado pendientes de los demás. Que han sacrificado muchas veces sus deseos volcándose en satisfacer los de los demás. Y se han sentido bien por eso. Pero no es justo ni saludable que con esa forma de proceder se hayan ido olvidando de ellos. Acuérdate de aquello de “amarás al prójimo como a ti mismo”. El que tú te sientas bien contigo mismo potencia y beneficia el amor que deposites en los demás.
  1. Participa, coopera, ayuda. Extiende tu mano a otros. Se compasivo.
La sensación de sentirse útil a otros siempre es altamente gratificante. El saber y darte cuenta de que puedes ayudar de cualquier forma a un tercero te llena de satisfacción, orgullo y felicidad. Y si lo haces sin esperar nada cambio, aún es mejor. Y podemos aportar desde elementos materiales hasta otros de índole emocional o espiritual.
¡Anímate, puedes aportar mucho a otros!
  1. Ríe todo lo que puedas. En alto. Elimina tus últimas vergüenzas.
Disfruta todo lo que puedas de la vida. Es tu vida. Ya no es cuestión de lograr méritos, de invertir en tu futuro.
Es tiempo de buscar oportunidades para sentirte bien, para reírte de lo que antes no te has permitido hacerlo. Ríete comenzando por reírte de ti mismo. Es muy sano y totalmente compatible con el amor y respeto que te tienes que tener a ti mismo.
Ríete a carcajadas y busca a otros que lo hagan con frecuencia. La risa es contagiosa. Déjate llevar de ella. Sin vergüenzas ni timideces. Siempre, por supuesto, respetando a los otros.
  1. Respeta, pero hazte respetar desde el amor, no desde la actitud.
Nuestra educación básica nos alerta y nos anima a “respetar al otro como legítimo otro” que diría Maturana. Y en base a esa educación como seres humanos hemos ido reprimiendo, y puliendo nuestros instintos de cara a una convivencia “pacífica” y sostenible con los demás a los cuales necesitamos para nuestra supervivencia y sobre todo nuestro vivir y desarrollo como humanos.
Pero también de cara a nuestra dignidad tenemos que exigir que se nos respete y así en lo posible, separarse de aquellos que no lo hagan, no desde la actitud, sino desde el amor.
  1. Desdramatiza tu día a día. Hasta el día de tu muerte. Vete preparando para el salto a otra vida.
Vete trabajando el significado que para ti tiene la muerte. En cualquier caso, es un tránsito al que es interesante llegar sin miedos y con la ilusión de llegar a un lugar mejor lleno de luz en el que tu Dios te espera. Rememorar tus acciones positivas. Perdónate tus errores.
Y…
  1. Practica el “newcom” o cualquier otro deporte o ejercicio físico.
Y menciono aquí el “newcom” no porque lo practique, que no lo hago, sino porque es un deporte creado específicamente para “grandes”, personas de más de 60 años de edad. Yo, en concreto, camino todos los días y hago pilates lo cual me va muy bien para estirar y agilizar articulaciones y músculos. Me sienta muy bien.
El “newcom” es un juego- deporte parecido al voleibol (balonvolea) pero sin tener que dar saltos ni pegar golpes a la pelota. La pelota se coge y se lanza por encima de la red que está a 2,43 m de altura. Los partidos se disputan al mejor de tres sets.
Anímate a mover el cuerpo y …si es en compañía, mejor.
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Y, como siempre, las tres ideas finales de cada mes….
1. Si sabes de algún colectivo que necesite impulso, motivación, ilusión, me avisas para darles una charla de impacto.
2. Si crees que esta LL le puede interesar a alguien que conozcas pásasela o compártela.
3. Y, lo más importante…

Y aún en estos tiempos... acuérdate de ir siendo feliz.

José María Gasalla
José María Gasalla
Conferenciante, escritor y Profesor de Deusto Business School. Ingeniero Aeronáutico, Doctor en C. Enonómicas y Empresariales. Diploma de Estudios avanzados en Psicología Social. Línea de investigacion “Confianza y Compromiso”, Presidente del grupo “Desarrollo Organizacional” y “Talentum”. Co-director del Máster de Coaching Ejecutivo en DEUSTO Business School. Evaluador del proceso de acreditación de Coach profesionales, senior y ejecutivos de AECOP (Asociación Española de Coaching).

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