Nadando contra corriente
12 enero, 2015La falta de confianza crea una espiral que bloquea el potencial humano
11 febrero, 2015¿Puede la empresa actual permitirse el lujo de prescindir de personas con talento, automotivación, creativas y comprometidas con los objetivos de la organización? La respuesta es fácil: de ninguna manera. ¿Puede continuar siendo competitiva si gasta tanto tiempo y dinero en el control de sus trabajadores? ¿Conseguirá ser eficiente sin realizar la gestión del conocimiento adecuada (por ejemplo, en los procesos de prejubilación de personas de 50-52 años)? ¿Puede existir fluidez en empresas en las que la comunicación transversal se hace difícil? ¿Podrá sobrevivir sin asumir riesgos e impulsar decididamente la innovación? Difícilmente.
Es realmente una situación paradójica: por una parte, al no confiar en las personas, la organización intenta controlarlas, pero así crea aún más desconfianza y se aleja de las condiciones necesarias para ser competitiva. Lo paradójico representa lo aparentemente contradictorio. En este caso, intentamos buscar un resultado y conseguimos justo el contrario.
Si no hubiera bastante con esta paradoja, aún existen otras igualmente retadoras. Por ejemplo, se conjuga la tendencia de terciarizarse y subcontratar al máximo para disminuir en lo posible la plantilla y, al mismo tiempo, aumentan las fusiones, alianzas y concentraciones que proporcionan una mayor dimensión a las empresas y las valida para competir en un mundo global.
Y, por otra parte, nos encontramos con el fenómeno del compromiso. Así, queremos ‘tener a bordo’ a personas comprometidas y que ‘sientan los colores de la empresa’ y, sin embargo, la empresa tiene serios problemas en comprometerse a largo plazo con el profesional y asegurarle un empleo en el que se sienta seguro.
Pero en un mundo tan diverso como el que vivimos nos podemos encontrar de todo. Y no quiero dejar de mencionar aquí un modelo único con el que he colaborado muchos años y que mantiene su sentido de ser y sobrevivir. Se trata de la Corporación Cooperativa Mondragón (MCC), que a partir de este año se llamará únicamente Mondragón. Este grupo surgió en 1956 en el País Vasco y agrupa hoy a más de 100 empresas (recientemente, sin embargo, abandonarán el Grupo las empresas Irízar y Ampo). Está presente en 25 países, emplea alrededor de 100.000 personas y el año 2007 obtuvo un beneficio consolidado de 792 millones de euros.
Se trata de una organización de éxito que ha sido y sigue siendo estudiada en cuanto a su naturaleza y funcionamiento por investigadores de Europa, Japón, Latinoamérica y Estados Unidos principalmente.
Abarca muy diversos sectores, tanto industriales como de servicios y distribución. Marcas como Eroski, Caja Laboral o Fagor son sobradamente conocidas. Las posibilidades de sinergia entre las distintas cooperativas se aprovechan al máximo, de forma que unas trabajan para otras, pero sin abandonar el mercado externo.
Cooperación, solidaridad, participación, innovación y responsabilidad social son los valores fundamentales del grupo, que tiene como uno de sus principales objetivos generar empleo. Y en coherencia con sus valores y con la concepción de los fondos intercooperativos, si una cooperativa atraviesa por malos momentos e incluso si hay que cerrarla, las demás cooperativas absorben a sus socios-trabajadores. Existe, pues, un fuerte espíritu de cuerpo, con lazos de fidelidad y confianza entre las personas. No es fácil mantener el modelo, sobre todo en momentos difíciles en los que la tentación es, para los que van bien, exigir que ‘cada uno aguante su vela’.
Hay, además, otros factores que crean confianza. Uno de ellos es la aceptación por cada miembro de la organización de jugar un doble papel, de socio y de trabajador, y saber en qué momento representar cada uno. Ejercen su papel de socios en las asambleas, cuando participan en las votaciones y resoluciones importantes, y por otra parte en el día a día funcionan cada uno en su sitio en base a una organización que busca la eficiencia.
Otro de los factores clave es la humildad de la cúpula directiva. No existen supersueldos ni gaps escandalosos de 100 a 1, como es el caso de alguna gran empresa española. Y ocupan el puesto durante un número determinado de años, sin eternizarse en el cargo. La toma de decisiones, que se realiza normalmente por consenso, también promueve una gran armonía y confianza entre las personas, aunque es cierto que en ocasiones se ralentizan las decisiones debido a esta forma de proceder. Como uno de sus valores es la innovación, siempre está a la búsqueda e implantación de nuevas soluciones tecnológicas, formas de gestión y modelos organizativos. Valora enormemente la formación continua y el desarrollo profesional y cuenta con una escuela profesional de alto nivel y su propia Universidad Corporativa abierta a toda la sociedad.
Otro factor de competitividad reside precisamente en los bajos costes de personal. Parte del salario bruto que correspondería a cada trabajador es revertido a la propia organización para costear inversiones y expansión, así como para alimentar el fondo de pensiones del que cada socio-trabajador se beneficiará una vez jubilado. Es un grupo que vive y siente la autocapitalización.
(fragmento del Capítulo 2 del libro ‘Confianza, la clave para el éxito personal y empresarial‘, de José María Gasalla)
Continuará…